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Maltrato a la 3ª Edad

 


Maltratar a un anciano es hacer algo, o dejar de hacer algo, que resulte en un daño para un anciano o ponga a un anciano indefenso en riesgo de lastimarse. Incluye:

                

                 • Abuso físico, sexual y emocional

                 • Descuidar o abandonar a un anciano por quien usted es responsable

                 •Tomar o emplear mal el dinero o pertenencias de un anciano

 

 

El maltrato a los ancianos puede ocurrir dentro de la familia. También puede ocurrir en escenarios como hospitales o asilos o en la comunidad

 

Según la Sociedad Española de Geriatría define la violencia haciendo referencia a tres situaciones: (1) La Negligencia, que sería por el descuido u omisión al dejar de realizar una serie de funciones establecidas, independientemente de que esta omisión sea intencionada o no. (2) El Abuso, en este caso se trata de una acción intencionada independientemente de que tenga consecuencias negativas para quien la sufre o que genere o no algún tipo de beneficio para quien la practica. (3) El Maltrato, que se refiere a una acción intencionada cuyo fin es provocar un daño, ya sea físico o psicológico.

 

 

Los distintos estudios resaltan la excepcionalidad de las situaciones de maltrato propiamente dicho, siendo lo más frecuente las negligencias y los abusos. A modo de ejemplo digamos que según los ancianos las negligencias que a ellos mas les preocupan son: El abandono, que es la deserción por parte de la persona que ejerce como responsable o cuidador, en el domicilio o en una institución y la gravedad del  mismo se relaciona con el grado de parentesco. La denominada institucionalización total, que no es otra cosa que el ingreso en residencias con normas excesivamente rígidas que les impiden tomar decisiones en libertad.

Las principales negligencias que se pueden atribuir a los profesionales son: La omisión de la valoración sanitaria del paciente. La mala utilización de los medios de contención. El uso de los pañales de incontinencia de manera innecesaria o no realizar los necesarios cambios de los mismos. No hacer los cambios posturales que el anciano, por su situación de dependencia, necesita. Y por último, no controlar los alimentos y la medicación prescrita.

 

En el caso de los abusos, el grado de violencia que se inflige al anciano es mayor, en esta ocasión hablamos de abusos físicos que generalmente ocasionan heridas, dolor y lesiones. Los abusos psicológicos que van desde; agresiones verbales, intimidación y amenaza; hasta acciones que denigran, hieren o atentan contra su autoestima, incluyendo algo tan habitual como la infantilización, esto es tratarlos como si fueran niños. También en los ancianos se dan caso de abusos sexuales. Y por último, de gran frecuencia y difícil de denunciar, ya que se produce generalmente dentro del seno familiar, el abuso económico consistente en el uso ilegal,  fraudulento e indebido de las propiedades y finanzas de los mayores.

Curiosamente el maltrato a los mayores constituye una realidad poco o nada conocida. Un reto importante consistiría en romper el silencio y concienciar a la sociedad entorno a este problema. No podemos terminar sin subrayar la dificultad que tiene el propio anciano para denunciar estos malos tratos, máxime si quien se los proporciona es la persona que le cuida y sobre todo si forma parte de su gente. Por ello no encuentran otra alternativa que el silencio.

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